Que Fito Páez haya tenido el espacio para dar a conocer su "asco" hacia los votantes porteños en Página 12 es un episodio más que ilustra la estupidez argentina de no poder separar. Los ídolos populares no tienen por qué tener más autoridad para opinar sobre política que la gente común. De hecho, deberían tener menos por lo general. Pero en el imaginario popular, el pobre fanático se identifica con el famoso que le cae bien, el músico que le gusta o el ídolo deportivo. Y así uno termina con Miguel del Sel como candidato a gobernador, Morgado dirigiendo el INADI, las Madres de Plaza de Mayo sin poder ver toda la plata que Schocklender roba en su cara y Maradona como técnico de la selección.
Fito Páez no representa al FPV. No es candidato, ni aliado, ni nada. Es un tipo común, probablemente de baja inteligencia para la política, que los vota. No debería ser visto como una declaración tan polémica. No debería sere visto como un representante de Filmus. Sí Anibal Fernández, aunque en ese caso sus polémicos dichos son más una creación de Clarín que los saca de contexto que otra cosa.
¿Por qué causaron tanta indignación las declaraciones de Fito entonces? Bueno, básicamente porque en general uno ve en esas declaraciones el pensamiento Kirchnerista muy reflejado. Uno está acostumbrado a las descalificaciones constantes. 678 es el máximo ejemplo. No hay una sola opinión contraria al FPV. Todo es descalificar al enemigo sacando frases de contexto y revisando miles de archivos, para poner solo lo malo y nada de lo bueno. Incluso si eso implica ir a buscar al último empleado, el de menos inteligencia y ponerlo como la cara de todo el partido o medio enemigo. Estas declaraciones del músico rosarino son un cucharada de la propia medicina para el Kirchnerismo. Porque le pegan en el eslabon más débil de la cadena (alguien que no es político y no se mide cuando habla) y porque utilizan en su contra la opinión de figuras populares (recuerden en su momento los spots de actores y músicos hablando a favor de la ley de medios o en contra de Macri).
Otra cosa. Discutí con algunos amigos acerca del derecho que tiene Fito Páez de sentir asco por Macri y quienes lo votan. Me decían, con razón, que puede llegar a ser lógico. Salvando las distancias ¿no sentirían ustedes lo mismo por alguien que vota al partido Nazi? Suponiendo que a Fito le disgusta tanto Macri, no parece algo tan grave, sino solamente una opinión, fuerte, y que no debió hcer pública quizás, pero no injustificable. Pero lo grave es otra cosa. Lo grave es que las opiniones expresan simplemente intolerancia. No hay en la nota escrita por fito Páez una sola linea de opinión inteligente. No hay una sola crítica a Macri. Jamás, en ninguno de los programas oficiales, se busca una discusión. Jamás se justifica nada. Jamás se reconoce nada al otro bando. Todas las críticas son desestimadas porque vienen de alguien que es "de derecha", y por lo tanto solamente busca su bienestar personal y quiere matar a todos los pobres. Todo lo nuestro es bueno. Fíjense que bueno que tiene que ser que a la oposición no le gusta. Si Macri es oposición es porque nosotros hacemos todo bien. ¿No puede la gente pensar que Macri es la mejor opción para la ciudad? ¿No es posible que esa mitad de Buenos Aires lo haya votado porque le parece mejor opción que Filmus, en vez de porque se llena los bolsillos con él? ¿No pueden creer que Macri es más justo que Filmus? ¿Que hizo una buena gestión? Si creen eso, quizás estén equivocados. Pero la forma de hacerselos notar es con jsutificativos, con evidencia, con opiniones elaboradas. No descalificándolos por descalificar.
El problema no es la opinión que tiene Fito Páez o el Frente para la Victoria sobre Macri y quienes lo votan. El problema aquí es que esa opinión no se basa en hechos concretos, sino en el simple axioma de que "yo siempre tengo la razón", por lo que no hay nada de discutir. La encarnación de uno de los mayores males de la sociedad argentina.
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