martes, 15 de diciembre de 2009

Sobre precios, externalidades, medio ambiente y energía

Regresamos, con elaboración propia esta vez, en una semana que tiene tres noticias interesantes. La primera es el decreto que autoriza a pagar deuda con una porción de las reservas. Una medida criticada por la oposición, sin ningún argumento demasiado fuerte, porque la decisión en sí no es mala, solamente que queda la duda de si no se trata de una nueva excusa del gobierno para seguir haciendo caja y poder mantener su elevado gasto público ( en ese caso se eliminarían todas las virtudes que del oficialismo le achacan a la medida acerca de generación de señales amistosas a los mercados de crédito). La segunda es la vergonzosa decisión de la presidenta Fernández de modificar mediante veto la ley de los partidos políticos, haciendo mucho más difícil la participación de los partidos pequeños en las próximas elecciones. Una medida totalmente desubicada por el arrebato de pasar por encima del congreso, pero además difícil de comprender. No se trata solamente de que la medida intenta una vuelta al bipartidismo, dejando poco margen para que aparezca un partido nuevo, decente, y con una estructura que no esté tan corrompida como la maquinaria peronista y radical, sino que además parece ir contra los intereses del propio frente para la victoria, dado que su principal ventaja para las próximas elecciones era tener una oposición totalmente dividida. De todas formas, éste es mi análisis personal, asumo que ellos deben de haberlo estudiado mejor que yo.

Finalmente, la tercer noticia de la semana, y la que nos ocupa mayormente en éste artículo, es el por ahora nuevo fracaso de la cumbre por el calentamiento global (perdón hinchas de Bandfield por no considerarlos dentro de las tres noticias de la semana). Como siempre, los países desarrollados (algunos) han incumplido las normas que se habían fijado para reducir la emisión de gases contaminantes y no recibirán sanción alguna, por lo menos ninguna sanción seria. A su vez, lo que se está negociando es reducir las emisiones un 12 o 16% con respecto a 1990, cuando los científicos estiman necesario una reducción entre un 30 y un 40%.

El problema de la contaminación y el calentamiento global ya ha sido planteado en otro artículo de este blog (buscar: "Calentamiento global por teoría de los juegos") y lo que busco plantear ahora no escapa demasiado a lo escrito aquella vez. ¿Cuál es el motivo que lleva al ser humano a destruir su planeta? Externalidades, es la respuesta. Quizás el concepto más importante en economía.

El sistema capitalista regula maravillosamente los costos y beneficios de cada actividad mediante el sistema de precios. Para desarrollar mi punto, debo explicar brevemente su funcionamiento, al menos su utilidad social. Los precios cumplen la función de decir al hombre que producir. La interacción de la oferta y la demanda fija el precio de cada bien o servicio, en función a su costo de producción y a la utilidad que representa para la sociedad. Cuando el precio del bien no supera su costo de producción, la producción de ese bien se detiene. Esto es socialmente óptimo, dado que significa que lo que la sociedad está dispuesta a pagar para obtener ese bien es menos de lo que costaría obtenerlo. Entonces, es preferible socialmente que no se desvíen recursos hacia esa producción. Los empresarios apuntarán sus esfuerzos a producir bienes que sean rentables, lo cual significa que los precios llevan a que la sociedad produzca únicamente aquellos bienes por los que obtiene un beneficio (o mejor dicho, por los que obtiene el mayor beneficio).

La intervención del sistema de precios es peligrosa y tiene graves consecuencias para el funcionamiento de la economía. Tomemos los subsidios a la energía por ejemplo. Durante los últimos años, los consumos de luz y gas de los hogares han sido subsidiados por el gobierno nacional. ¿Qué produce esto? Qué la gente no pueda ver el costo de producir la energía que se está consumiendo. Un precio menor implica un mayor gasto de energía, porque la utilidad de esa persona por consumirla es mayor que el costo que ese consumo tiene para ella. Sin embargo, esto no es cierto para la sociedad, porque al costo de lo que paga cada persona debe sumarse el subsidio otorgado por el gobierno, que es algo que el consumidor no toma en cuenta al realizar su consumo. El resultado es un gasto excesivo de energía. El resultado es un boom en las compras de aire acondicionado, cuyo consumo la gente ya no puede pagar si se borran los subsidios (complicando aún más el abandono de estos por motivos políticos). Los recursos de la sociedad se emplean de manera sub-óptima, porque se gasta en energía (por supuesto en el caso de argentina lleva a la escasez porque se soluciona no pagándole lo suficiente a quienes tienen que producirla, generando que no inviertan). Puede parecer un tema menor, pero el boom de las ventas de aire acondicionado es a mi entender un símbolo claro de este derroche. Fábricas no tenían la energía para producir cuando se elegía permitir el uso de aire acondicionado en forma subsidiada. Se hubiera solucionado fácilmente este inconveniente mediante un aumento de los precios, que hubiera hecho que dejaran de consumir los que menos necesitan de esa energía. Es decir, el aumento de los precios hubiera permitido dejar en funcionamiento heladeras, luces y fábricas, y hubiera mantenido apagados los aires, al menos para los dueños que menos sufren el calor. Un impuesto a la compra de estos artefactos en su momento, para disminuir su demanda, hubiera sido una excelente forma de atenuar este descalabro y el problema posterior de escasez energética. ¿Por qué se subsidia entonces? Simplemente por motivos redistributivos. Lo que se quiere marcar aquí es la ineficiencia de este tipo de medidas. Pero claro, el problema es que realizar una transferencia de esta manera es mucho más simple y más conveniente políticamente que hacer transferencias de suma fija a quienes más lo necesitan, o bien, reducir otro tipo de impuestos.

Pasamos al tema principal del artículo en este párrafo. ¿Si el sistema de precios regula tan perfectamente la producción de la sociedad, cómo es que permite que vayamos al desastre ecológico? ¿No sería lógico que aumenten los precios de la energía generada por hidrocarburos y en consecuencia otras formas de generación de energía más limpias empiecen a aparecer? El problema es que el sistema de precios solamente incorpora los costos que se producen por el desgaste de bienes sobre los cuales están asignados los derechos de propiedad. El aire puro es un bien. El agua es un bien. Y son mucho más importantes que todo el resto de las cosas que consumimos. Si el agua y el aire son más importantes que el oro, no deberíamos permitir que una empresa minera destruya fuentes de agua potable durante el proceso de extracción. O tomemos un ejemplo mucho más fácil, una fábrica cuya chimenea contamina el aire. ¿A quién perjudica esto? Evidentemente a todo el mundo. También al dueño de la fábrica. Pero lo más probable es que el dueño de la fábrica no muera de cáncer de pulmón por respirar el aire contaminado, por lo tanto, no tendrá en cuenta el costo de la destrucción del medio ambiente al decidir su producción. Se trata de un caso en que se producen externalidades negativas, es decir, si bien para el empresario el beneficio individual de producir es positivo porque el costo de contaminar para él es mínimo, el beneficio social es mucho menor, o directamente negativo, porque cada una de las personas que viven cerca de la fábrica verá afectado su bienestar personal aunque sea un poco. En consecuencia, estas personas deberían recibir un compensación por esto. Si el empresario tuviera que asumir los costos sociales de su producción y pagarle aunque sea unos pocos pesos a cada persona en la ciudad, quizás dejaría de ser rentable la producción. O quizás no. Si el bien es muy necesario el precio del bien podría aumentar y seguirse produciendo. Esto tendría un efecto redistributivo, pero sería justo, dado que todos los consumidores pagarían un poco más para compensar a los pobres tipos que deben vivir en esa ciudad contaminada. Si los demás consumidores no están dispuestos a pagar el aumento de precio, el bien se deja de producir porque no era tan necesario como para justificar la destrucción del medio ambiente.
Pero aquí estamos en un mundo de fantasía. Lo que impide que este mecanismo actúe es que el aire no tiene asignados los derechos de propiedad. Nadie es dueño del aire y en consecuencia el empresario no tiene obligación de pagar a nadie. Pensémoslo de esta manera: si tiene que pagar por usar la tierra, ¿por qué no pagar por el aire?.

Quizás les parezca que esto puede tener efectos muy nocivos sobre la producción y sobre el empleo. Y veo allí uno de los principales problemas para aplicar a rajatabla este tipo de medidas. Sin embargo, esto no es más que una visión a largo plazo (no por ellos poco importante de todas formas). Si los productores deben pagar cada vez que contaminan, no será rentable contaminar. De esta manera, quizás termine siendo más barato producir de una manera en que no se contamine, con otro tipo de energía. Incluir esta externalidad en el costo de fabricación no tiene por qué significar abandonar la producción, sino más bien producir de otra manera. Hoy la energía solar, por ejemplo, no puede competir con el petróleo porque es mucho más ineficiente y más cara. Pero quizás las cosas cambiarían si se obligara a quienes usan petróleo a incluir en sus costos los problemas que generan para el medio ambiente. A la larga, esto generaría un incentivo a invertir en energía solar, o cualquier otra haciéndola más y más eficiente. Con los precios actuales, ningún empresario tiene incentivos a desarrollar una tecnología así, porque no hay mercado para sus productos. ¿Invertirían ustedes en investigación y desarrollo en una rama que no tiene perspectivas de ganancias con las regulaciones actuales?

Desde mi total desconocimiento del tema de generación de energía, creo que al ser humano no debería costarle demasiado lograr producir energía sin contaminación de forma más eficiente, sobre todo con todas las cosas increíbles que ha conseguido (la idea de generar energía solar de por sí me parece increíble, y resulta raro que después de haberse logrado eso no se avance en la eficiencia de esa fuente por ejemplo). Si no podemos atacar la contaminación con prohibiciones, ataquémosla fomentando el desarrollo de fuentes alternativas de energía. Podríamos crear un organismo internacional que reuna científicos de todo el mundo y se dedique a desarrollar formas de energía no contaminante. Sería una buena forma de dar trabajo a mano de obra calificada en un proyecto beneficioso para la sociedad. Los gobiernos deben actuar para solucionar este problema de externalidades y de falta de incentivos a producción de tecnología limpia haciéndose cargo de los costos del desarrollo de la misma. La ventaja es que si este desarrollo tecnológico se difunde gratuitamente por el mundo, el costo de producción bajará enormemente. Quizás en ese momento una pequeña penalización por contaminar alcance para hacer que el petróleo y el gas dejen de ser la forma de energía más barata. Entonces, el sistema de precios se encargará de eliminar el problema de calentamiento global por sí solo.

Saludos
Javier

jueves, 26 de noviembre de 2009

Clase media: el club al que todos creen pertenecer

No teniendo internet en casa por el momento, aprovecho para subir un artículo que me pareció interesantísimo. Está escrito por Sebastián Campanario, y salió publicado en Clarín el lunes 9 de noviembre.

Dice:

Los comerciantes de ropa y otros productos para adolescentes conocen el secreto: apuntando a ese segmento obtienen réditos por partida triple. Sucede que el target funciona como un aspiraconal hacia arriba y hacia abajo. Tanto los chicos de 9 a 12 años como los mayores de 30 quieren ser adolescentes. Un negocio redondo.
Un fenómeno parecido sucede en materia de distribución del ingreso y clases sociales. Según un estudio que acaban de terminar economistas del CEDLAS la Universidad de la Plata, la clase media funciona como un aspiracional tanto para los pobres como para los ricos.
Un 50% de la población piensa que se ubica en los dos deciles (20%) del ingreso medio, lo cual es matemáticamente imposible, como explica Guillermo Cruces, uno de los economistas de la UNLP junto a Martín Tetaz y Ricardo Truglia de Harvard (USA). En el estudio anticipado a Clarín, el efecto encontrado fue, sin embargo, algo asímétrico: son más los ricos que creen pertenecer a la clase media que los pobres que se ven como integrantes de ella.La investigación se basó en una muestra de 1100 hogares en el GBA y arrojó conclusiones interesantes:
Efecto "Julián": Cruces tiene un amigo que se llama Julián que vive quejándose porque su sueldo de $4000 lo hace sentirse pobre, no le alcanza para nada. El ingreso mencionado ubica a Juan en el 20% más rico de la población. Pero la sensación subjetiva depende del lugar y grupo de referencia, marca el economista de la UNLP. "Los hogares de menores ingresos en un barrio de nivel socioeconómico alto tendrán una mayor propensión a sentirse más pobres con respecto a toda la población" agrega.
Según el cristal con que se mire: Una vez que se concluyó la primera ronda de la muestra a la mitad de la gente se le informó que se ubicaba en un escalón más alto en la pirámide de ingresos que el que creía estar, y al otro grupo no se le dijo nada. Aquellos que tomaron conciencia de que estaban mejor en términos relativos de lo que se creían, se manifestaron a favor de que el Gobierno aplique políticas redistributivas desde los ricos hasta los pobres. "Es todo un tema, la mayoría de la gente se cree de clase media y por lo tanto está a favor de políticas redistributivas...pero hacia ellos" cuenta Cruces.




El artículo finaliza diciendo que este es un nuevo argumento para que se normalicen las estadísticas del ingreso en la Argentina. Quiero agregar, que me parece un buen ejercicio para analizar algunos de los precios que deben ser subsidiados por el gobierno. ¿Es necesario que los Kirchner se empecinen en subsidiar el consumo e luz, gas, etc? A mí me llega la boleta (con el correspondiente anuncio publicitario oficialista que me pone de tan mal humor)subsidiada, lo cual, si bien no es que sea millonario, dado mi nivel económico, es ridículo. Pero claro, detrás de este gasto innecesario que podría dirigirse mejor, hay un motivo político. Cuando decidieron disminuir los subsidios, y aumentar las tarifas, la gente puso el grito en el cielo. ¿No será acaso que algunos de los que se quejaron pertenecen a ese grupo que se cree merecedor de subsidios porque se percibe mucho más abajo en la escala económica de lo que realmente está?.

Saludos
Javier

lunes, 9 de noviembre de 2009

Hacia la independencia....

Tienen permiso de ignorar el título si no les gustan las dramatizaciones algo exageradas. Había terminado hace casi un mes con tres preguntas.

1)¿sabemos defendernos de este tipo de acciones por parte de los gobiernos? En referencia a corrupción y la implantación de medidas tendientes a favorecer a determinados sectores o grupos.
2) ¿Cómo podemos estar seguros de la información que recibimos? ¿Cuándo sabemos si el gobierno o los diarios nos están mintiendo?
3)¿Cómo hacemos para lograr que el debate acerca de qué es lo mejor para el pueblo realmente vuelva a ser lo central en las discusiones en el congreso o en cualquier otro ámbito?

Mi intención es dar ahora MI respuesta a estas preguntas que yo mismo he planteado. Cada uno tendrá el juicio que quiera tener pero espero que por lo menos entiendan lo que planteo, para tenerlo en cuenta.

La respuesta a la primer pregunta es claramente no. La respuesta esta vez no es más que empírica. Más allá de las virtudes que tuvo en cuanto a estabilidad económica, importantísimas, durante la década del 90 en Argentina hemos soportado un gobierno cuyo principal objetivo fue transferir ingresos hacia los grupos económicos dominantes permitiendo que estos se enriquecieran a costa de formar un deuda impagable. ¿Qué hicimos en Argentina? Los reelegimos una vez, y luego de la debacle, un 25% de la población aún los apoyaba. La política argentina está llena de casos de corrupción y de actos vergonzosos. Sin ir más lejos, el impresentable que Moyano bloquee la distribución de los diarios, o para citar un ejemplo comprobado aunque menos importante, que funcionarios argentinos utilicen un avión para viajar a ver un partido de fútbol. Y estas cosas se hacen con el conocimiento público. Eso es lo extraño. No se trata de un pueblo engañado, sino de un pueblo que viendo los acontecimientos, decide no hacer nada. ¿Cuáles son las causas de esto?
El economista Eduardo Basualdo, por ejemplo llama "pacto de sangre" al acuerdo tácito de los políticos de distintos partidos de no denunciarse entre ellos (porque así cada uno cuida su negocio). Así, nunca nada puede terminar de comprobarse, y si se termina de comprobar, la justicia se ocupa de ser todo lo ineficiente que sea necesario para que no haya problemas. Pero...¿qué sucede con el pueblo? Sucede que nos hemos acostumbrado a un nivel de corrupción tal que siempre que no se metan directamente con nuestro bolsillo, estamos dispuestos a tolerarlo. Esto es consecuencia directa de la falta de oferta en la política. El pueblo se conforma con elegir al menos peor de todos los candidatos. De esa forma, la corrupción se reproduce. La solución por nuestra parte sería comprometernos más con la política. Quizás haga falta algo de visión optimista. Quizás haga falta que salgamos a hacer un escándalo cada vez que pasa una cosa de estas, por mínima que sea. Que protestemos ante cada acto de corrupción. Pero claro, el problema es coordinar la acción de las masas. El voto parece ser poco poderoso como mecanismo de defensa. Más allá del libro de Saramago en el que nadie concurría a votar en las elecciones, no es plausible negarse a votar a todos los que tienen antecedentes de corrupción. Con tal de que algunos no lo hagan, porque están comprados o porque no se dan cuenta, la elección se lleva a cabo igual. El óptimo es necesariamente votar al menos peor.
He escuchado varias veces que es la falta de educación la que hace al pueblo manejable. Eso es cierto. Un pueblo con educación es un pueblo más difícil de engañar. Pero voy a citar un ejemplo contrario: en las elecciones en mi facultad, la franja morada gana presentando varias listas, la de ellos, y varias listas fantasmas que no existen y están pensadas sólo para dividir a la oposición. Tienen tan poco interés en ocultar esto que el mismo veedor de su partido cambia las listas de todos estos en el cuarto oscuro. Este es sólo un ejemplo de sus actos corruptos y violentos. ¿Cómo puede ser que un grupo de estudiantes universitarios (el sector más educado de la población, los reelija)? Nuevamente volvemos a la falta de participación y de interés de la gente que puede conformarse con algunas pocas medidas positivas. Y volvemos a la falta de opciones. Como un amigo eliminó muy inteligentemente todas mis objeciones a que votara a esa agrupación: "Sus enemigos no me dejan odiarlo". La competencia Nuevo Espacio es a veces, ridícula. En síntesis, la educación es necesaria pero es la participación lo más importante.

Entonces, llego a que la falta de opciones y de ganas permita ciertos abusos del poder. Sin embargo, no todo se explica de esa forma. Una parte importante de la población es simplemente engañada. Sigue u odia a determinado político según la información que recibe. Esto es inevitable, pero realmente me preocupa el uso que se está dando al marketing en política últimamente. Macri solamente hace obra pública, postergando otras necesidades, porque es lo que se ve (y si no se ve 50 cqarteles por cada bache lo van a hacer notar). Cristina Kirchner expropia los derechos de televisación del fútbol y asume el costo de casi renunciar a hacer política económica seria al deswtruir el indec(sin datos no se puede hacer análisis), solmente para publicitarse. El otro día usó Cadena Nacinal para hablar del DNI nuevo (puede ser importante, pero cinco minutos hubieran bastado si se eliminaban los discursos partidarios). Los casos de Macri y de Kirchner son doblemente graves porque utilizan fondos públicos para hacer su campaña política. Si pudiéramos ahorrarnos todo lo que se gasta en esto, seguramente podríamos darles de comer a mucha gente. Ahora...¿es efectiva esta estrategia de marketing? Si bien yo personalmente siento asco cada vez que veo una publicidad del gobierno mientras miro los partidos de River o veo un cartel amarillo en Buenos Aires, parece ser que es efectivísima. ¿Cómo explicaríamos si no, que De Narváez haya ganado las últimas elecciones en provincia? ¿Cómo pùede ganar una persona que no representa a ningún grupo numeroso (sí importante, pero no numeroso), y cuyo único antecedente en política es no haber ido casi nunca al parlamento cuando fue elegido anteriormente?
La respuesta en este caso sí creo que es la educación. La educación para saber distinguir entre lo que es "marketing" y lo que son acciones concretas. Y debemos señalar una gran deficiencia en la educación: jamás se enseña a dudar de lo que se nos está enseñando. "El ignorante afirma, el sabio, duda y reflexiona". Sin embargo, así como nos acostumbramos a aceptar todo lo que nos comentan en la escuela, nos acostumbramos a aceptar todo lo que nos dicen los diarios, o a no pensar que hay atrás de cada discurso, o de si una medida que no están presentando como buena puede tener algun efecto negativo. Mucho peor es en el caso de los diarios. Cuando vemos un cartel que dice "Vote a..." sabemos que se trata de publicidad y podemos ponernos a la defensiva. Cuando estamos viendo un noticiero o leyendo un diario es mucho más difícil, porque lo los hechos se nos presentan como "la realidad". Hay que desconfiar, y buscar diversas fuentes de información.

Pero lo más interesante viene en la búsqueda de potenciales soluciones. La mejora en la educación es lo más importante pero está fuera de discución porque merecería un análisis aparte. Quedan entonces los problemas de la información sesgada y el marketing y la falta de opciones en política. Con respecto a lo primero, es necesario establecer límites a la publicidad estatal. Ya hemos llegado a un punto en que es muy grave la cantidad de recursos que los gobiernntes utilizan (en tiempo de su trabajo y dinero invertido en publicidad), en mostrar que están trabajando en vez de hacer cosas realmente útiles. Si la tendencia continúa siendo creciente, el desperdicio de recursos podría llegar a ser escandaloso (no en términos de PIB pero sí muy importante para algo en lo que debería haber gasto 0). La nueva ley de medios audiovisuales logra fragmentar los oligopolios de información, así que puede ser una respuesta a algunos de los problemas. Sin embargo, no establece absolutamente ninguna limitación a publicidad oficial, y deja abierta la posibilidad de que los medios sean reemplazados por canales oficialistas, no solucionando, sino simplemente invirtiendo el problema. Es necesario aplicar ciertas restricciones sobre el asunto.

En cuánto al marketing, sería muy positivo terminar con los afiches tipo: foto de candidato y lema vacío. Podrímos obligar a los candidatos a poner una propuesta concreta en cada afiche, es decir, prohibir las publicidades que solamente venden imagen. Por supuesto, podrían poner propuestas vagas y confusas también, pero quedarían en evidencia. Además, el debate por televisión debería ser lisa y llanamente obligatorio (y debería ser en varios días, para que se pueda analizar en serio los temas). Finalmente, el gasto en exceso podría controlarse de la siguiente manera: se crea una oficina especial que crea una cuenta en el banco nación a nombre de cada partido político. Se pone un tope máximo de aportes por partido, para evitar gastos de más de diez millones de dólares como los que hubo las últimas campañas. Se prohibe a todo candidato relizar propaganda por su cuenta. Toda la publicidad debe ser contratada por esta comisión, con el dinero depositado en el banco. La comisión no tiene ninguna decisión sobre como gstar el dinero, eso es atribución pura ey esxclusivamente del partido político. Sin embargo, de esta forma nadie puede gastar de más porque no tiene el dinero depositado para hacerlo. Por supuesto está el riesgo de corrupción, pero creo que es mucho más bajo que el que hay ahora sin este método. además, el costo sería bajo: un par de personas, si quieren supervisados por gente de los partidos políticos que puedan contratar gente para esta tarea, pueden encargarse del manejo de los fondos. No hay demasiado trabajo para hacer, sólo encargar tiempo televisivo o que peguen un cartel. De esta forma, quizás podríamos frenar un gasto inecesario de recursos, disminuir el clientelismo (al menos el cambio de dinero para la campaña por favores políticos después) y podríamos darle más posibilidades a partidos nuevos, haciendo que la política no sea de unos pocos partidos tradicionales o millonarios que quieren postularse vaya uno a saber para qué.

Y finalmente, el análisis nos conduce a la búsqueda de mecanismos para cortar con las restricciones que el poder mismo impone a quiene desean llegar a cambiar las cosas. A los medios mediante los cuales los políticos se protegen unos a otros, impiden el cambio y se aseguran el poder, logrando realmente que "no haya opciones" para que la gente se defienda mediante el voto. La más eficaz, la división de poderes, parece cumplirse poco ultimamente. Los políticos pasan años sin ser investigados y luego elijen el juez que les conviene, mientras que la estructura de partidos y la tendencia a la confrontación (y no a la negociación), hace que los resultados en el congreso sean casi un reflejo de lo que quiere el poder ejecutivo (si logra mayoría) o un impedimento a la gobernabilidad (si es el caso contrario). Para disminuir con estos problemas, es fundamental, en mi opinón, la ELIMINACIÓN DE LA LISTA SÁBANA. Esa sería quizás, la reforma más importante que pordíamos tener. En un extremo, sería quizás interesante permitir a cada persona a postularse sola para ocupar un cargo como legislador. Es decir, yo personalmente podría presentarme sin necesidad de contar con un partido político atrás. Si soy elegido, no dependería de nadie y eso fomentaría la discusión en el congreso, porque los candidatos no dependen de un partido. Claro, quizás aumente el riesgo de la compra del voto, dado que no hay que responder a nadie. Además requeriríamos el voto electrónico.
Pero para no ir tan lejos, simplemte hacer que Presidente y Senadores, o quizás no eso, pero al menos las autoridades nacionales, provinciales y municipales deban ir separadas, lograremos un gran paso hacia la eliminación de las alianzas políticas sin sentido, el intercambio de favores, y presidentes que se apoyan en el poder de un gobernador amigo para ganar, o candidatos a intendente que pueden llegar a ganar solamente por estar atados a la boleta de un candidato presidencial. El corte de boleta no es suficiente en una sociedad que tan desinteresada y desconocedora. Está comprobado con experimentos que si está dudando que hacer, la gente toma la opción por defecto ( en este caso sería mandar la boleta entera sin cortar).
Finalmente, es también importante avanzar hacia un reparto más federal de los fondos. Debería hacer más averiguaciones antes de ponerme a hablar sobre esto, pero es preocupante que el gobierno nacional utilice su facultad para coparticipar los fondos para apretar a los distintos gobernadores para que apoyen tal o cual medida, como pasó en la votación por la ley de medios con aquella senadora correntina. No lo tomen como una declaración anti kirchnerista. Debe ser general. El federalismo es muy relativo si todos dependen de la bondad del tesoro nacional para poder sobrevivir.


Dejando muchos más temas abiertos que cerrados, me despido.

Saludos
Javier.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Disculpas

Dado que estoy atravesando un momento complicado en la facultad, con muchos parciales, lo cual me consume mucho tiempo (además de ponerme de muy mal humor), no he podido sentarme a escribir esta semana. En principio, el próximo post llegará el lunes que viene.
Simplemente quería aclarar que no había vuelto a abandonar el blog (quienes habían apostado a que me cansaba el primer mes perdieron jeje)
Saludos a todos
Javier

martes, 13 de octubre de 2009

El debate y los intereses

Se hace difícil encontrar tiempo para decir algo cuando se está en época de parciales. Sobre todo cuando uno es tan crítico de sí mismo y no quiere caer en las quejas o las reflexiones filosóficas sino que busca ahondar en un análisis lo más racional posible.
Tenía pensado publicar una nota sobre el sistema jubilatorio y las reformas (de Menem y de Kirchner), pero dado el tiempo que me hubiera llevado opté por tratar un tema, que, si bien no es más fácil, me permite plantear una presentación antes de elaborar mis ideas en la siguiente nota. Además, es fácil de relacionar con la votación de la ley de medios de la semana pasada.

El viernes el Senado aprobó, para que algunos se alegren, para que otros nos preocupemos, la ley de medios audiovisuales. El análisis de las discusiones que tuve mediante este blog y otros con gente que defendía la ley me llevó a darme cuenta lo renuente que éramos, tanto ellos como yo, a cambiar de opinión sin importar el argumento del otro. Pero ahora me doy cuenta de que simplemente el motivo era que estábamos pensando en la política propiamente dicha (Vero seguro puede dar una definición más acertada que yo), como lucha de distintos intereses y poderes. Para explicarme de manera más clara: no era la ley en sí la que nos preocupaba, sino lo que se podía hacer con ella.
La ley de radiodifusión expropia varias licencias de radios y canales de cable y la decisión de como reasignarlas recae en una autoridad con mayoría de integrantes afines al partido gobernante, o directamente en el poder ejecutivo según sea el caso. El tema es que según bien me hicieron notar, la ley anterior dicta:

"Artículo 39.- Las licencias para la prestación del servicio de radiodifusión por particulares serán adjudicadas:
a) Por el Poder Ejecutivo Nacional mediante concurso público substanciado por el Comité Federal de Radiodifusión, conforme lo establezca la reglamentación de esta Ley para las estaciones de radiodifusión sonora y de televisión;
b) Por el Comité Federal de Radiodifusión, mediante adjudicación directa, en el caso de los Servicios Complementarios de Radiodifusión.

Es decir, el poder es todavía más arbitrario. Con lo cual la ley nueva, sería algo así como un avance, o en mi opinión, más de lo mismo, pero al menos no un empeoramiento (ni siquiera sé si esta palabra existe).
Pero lo que sucede aquí es lo siguiente. Desde que retornó la democracia, nuestros gobiernos no se han caracterizado por buscar lo mejor para el pueblo precisamente. Los argentinos hemos sido engañados una y otra vez por políticos que venían con promesas vacías y sin ideas concretas y se iban sin haber cambiado nada (en el mejor de los casos), pero con los bolsillos llenos. A veces, hemos sido culpables de estos engaños reeligiendo a gobernantes que no habían hecho muy buenos gobiernos (sin ir más lejos, la cuarta parte del país votó a Menem en 2003). Sin embargo, aunque muchas veces parece que no funciona como es debido, lo bueno de la democracia es que los políticos no pueden hacer "cualquier cosa". De alguna manera tienen que cuidar su imagen. ¿Qué creen que hubiera pasado si Cristina Fernández decidía expropiar las licencias directamente amparándose en la ley de la dictadura? Pues su imagen se hubiera ido por el suelo, todos la hubieran visto como un gobierno autoritario intolerante que ataca la libertad de prensa. Sin embargo, ahora tiene una ley que pone límites explícitos a la cantidad de licencias que un grupo económico puede tener, y se da el lujo de poner a una autoridad de aplicación que es más democrática que la existente anteriormente (aunque sea la modificada por diputados, la idea original era que estuviera formada por cinco niembros, tres del poder ejecutivo). Es decir, ahora puede utilizar una nueva ley presentada como un avance para la democracia para cumplir sus objetivos sin incurrir en un costo político tan grande como hubiera sido hacerlo sin ella.

Quería expresar esto que había quedado pendiente, pero mi punto central es otro en realidad. ¿Está bien que se limite el poder de los oligopolios de la comunicación? Si bien uno puede discutir si los límites son correctos o excesivos, la idea no es mala. ¿Qué es lo que nos lleva a los más férreos opositores a estar en contra? La creencia de que el kirchnerismo se aprovechará de esta nueva ley para publicitarse a sí mismo, haciéndonos llegar una información sesgada y mintiéndonos lisa y llanamente para seguir en el poder. ¿Tenemos motivos para pensar esto? Sí: la desesperación del gobierno por aprobar esta ley justo cuando está perdiendo apoyo popular, la forma en que se pelea con los medios de comunicación cada vez que publican algo que no les gusta, la intolerancia que ponen de manifiesto con cada discurso, haciendo parecer que su opinión es la única válida, la forma en que manejan los datos del indec (clara muestra de lo interesados que están en engañar a la sociedad, aún cuando no engañan a nadie) y la televisación del fútbol con el único objetivo de llenarlos de publicidad oficial.
Puedo dar muchos argumentos y hasta convencer a alguien con ellos, pero de todas formas no deja de ser mi visión de las cosas. Partidarios de Kirchner pueden creer que la presidenta no usará esta ley para sus propios fines, y pueden enumerar varios casos en los que el diario Clarín dio una información sesgada según le convenía (Ricardo, Pablo, si leen esto, estaría bueno que se explayaran) como con su silencio durante la dictadura (aunque se puede contraargumentar que no eran muchos los que se atrevían a romper este silencio claro está).

¿Han asistido a un debate vacío y sin sentido entonces? No. Porque lo que sucede es que esta es la forma correcta de ver la política. Realmente son más las decisiones que se toman pensando en favorecer a alguna persona o sector, o tratando de dejar contento al pueblo realizando obras que se ven, u ocupándose más de hacer publicidad que de gobernar y dejando sin solucionar otros problemas. No estoy hablando de este gobierno sino en general de cualquiera. Entonces es de vital importancia aprender a identificar este tipo de comportamientos. En general lo que se debe analizar de una ley u otra son las implicancias para la sociedad pero a veces los peligros de que esta sea utilizada con otros fines son aún más importantes que los beneficios potenciales de la ley. Como estudiante de economía, he leído varios papers de los 90 hablando de las bondades del sistema de convertibilidad. ¿Qué sucedió? Algunas de esas supuestas bondades no eran reales, pero en otros casos, el problema no fue el modelo sino la forma en que fue usado. Endeudarse para desarrollarse no es una mala idea por ejemplo. Pero si se abre un vacío legal para que la deuda tenga la fuga de capitales como contrapartida, estamos asistiendo al peor caso de corrupción posible.

Tengo miedo de estar saltando de un ejemplo a otro y que mi punto no quede claro. Lo que quiero que piensen es:
1)¿sabemos defendernos de este tipo de acciones por parte de los gobiernos? Les aseguro que muchas de las políticas o ausencia de ellas tienen como objetivo beneficiar a alguien en particular. Más allá de no poder hacer nada, es un buen ejercicio para acercarnos a comprender que es lo que está pasando. Mientras más inteligentes seamos al analizar las políticas, mejor podremos defendernos usando nuestra mejor arma: el voto. Y ya que hablamos de esto, la segunda pregunta es:

2) ¿Cómo podemos estar seguros de la información que recibimos? ¿Cuándo sabemos si el gobierno o los diarios nos están mintiendo?

3)¿Cómo hacemos para lograr que el debate acerca de qué es lo mejor para el pueblo realmente vuelva a ser lo central en las discusiones en el congreso o en cualquier otro ámbito?
Mientras se realizaban las votaciones en el congreso el viernes pasado, uno observaba que había un piso de 40 senadores oficialistas que votaban a favor absolutamente de todo. ¿Puede alguien creer que en una ley tan compleja haya tants personas que no estén en desacuerdo con ningún artículo? Por el otro lado, la oposición contaba con unos 20 senadores que votaban en contra de todo. ¿No es increible que para ellos esta ley no tenga ni siquiera un artículo rescatable? Queda demostrado que cada congresista vota para su partido. Las exposiciones en el Senado parecen ser una mera formalidad más que un debate propiamente dicho.
La pregunta puede hacerse extensiva al pueblo. Basta ver las campañas políticas. Ni una propuesta concreta y nosotros votamos en base a esto.

Bueno, planteo los interrogantes sin tener mucha idea de a qué vamos a llegar. Me gustaría escuchar sus reflexiones y sus propuestas, después expresaré algunas de las mías. Espero no haber divagado demasiado. Los dejo con un experimento relacionado con la última parte de mi tercer pregunta.

Un grupo de científicos seleccionó fotos de candidatos a cargos provinciales o municipales de algunos países pequeños y se las mostró a gente de otros países que por supuesto desconocían quiénes eran los políticos de las fotografías. Se les pidió que eligieran uno de esos políticos para un cargo basándose únicamente en la foto, que era toda la información que tenían. En la mayoría de los casos, el político que eligieron los participantes fue el que ganó la elección en su país.


Saludos,
Javier

lunes, 28 de septiembre de 2009

Ley de medios (I): Condiciones Innegociables

Sí, es quizás muy duro y rompe con el espíritu de mi blog que intenta tratar todos los temas de la manera más objetiva posible, apartándose de las ideologías y los prejuicios y realizando un análisis lo más objetivo posible. Sin embargo, creo que para empezar a tratar el tema debo marcar algunos puntos de la ley de Medios que el gobierno pretende aprobar que me resultan sinceramente inaceptables. Es decir, quedará para artículos posteriores el análisis acerca de si es o no conveniente una ley que regule la concentración de los medios de comunicación y cómo debería hacerlo. Creo que es más importante comenzar por señalar algunos puntos en particular que hacen que la Ley de Medios sea simplemente inaceptable, más allá de l discusión de fondo acerca del oligopólico mercado de los medios de comunicación. Creo que la mejor forma de discutir es hacerlo mirando los artículos de la ley en sí. Es la única forma en que uno puede estar seguro que la opinión que se forma cerca de la ley es propia (quizás influida, eso sí) sacada en base a un análisis racional y no comprada de los titulares de Clarín ni de las miles de publicidades con las que el gobierno nos bombardea. La ley puede bajarse de www.hablemostodos.gob.ar

NÚMERO 1 (véase artículos 14 y 17) : La autoridad encargada de adjudicar las licencias y la que decide quién puede o no tener un canal de televisión o una frecuencia de radio (la AUTORIDAD
FEDERAL DE SERVICIOS DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL) está integrada con una gran mayoría de miembros que son nombrados por el poder ejecutivo, lo cual le da al gobierno de turno la oportunidad de manejar sin problemas a los medios de comunicación a su favor. De siete miembros, dos los nombre directamente y otro a traves de su partido en el senado. El conjunto de la oposición apenas puede participar con dos integrantes. Finalmente, el CONSEJO FEDERAL DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL es responsable de de nombrar los otros dos. ¿Quiénes integran este consejo? Representantes de los grupos más diversos de la sociedad argentina, pero con algo en común: todos nombrados por el poder ejecutivo nacional. Es decir, la decisión acerca de qué es lo que se puede ver la toma el poder ejecutivo en forma casi discrecional.

NÚMERO 2: Parece que, sin embargo, esto no es suficiente, dado que l comisión bicameral, integrado por dos miembros de la oposición y uno propio se encarga de “vigilar” la correcta actividad de este organismo. Si bien los organismos de control en Argentina son famosos por no controlar nada, por las dudas el artículo 32 establece: “Las licencias para servicios de radiodifusión abierta cuya área primaria deservicio supere los CINCUENTA (50) kilómetrosy que se encuentren localizadas en poblaciones de más de QUINIENTOS MIL (500.000) habitantes,serán adjudicadas por el PODER EJECUTIVO NACIONAL. Las correspondientes a los restantes servicios de comunicación audiovisual abiertay servicios de comunicación audiovisual por suscripción que utilicen vínculos radioeléctricos no satelitales y que se encuentren planificadas, serán adjudicadas por la Autoridad de Aplicación.”

NÚMERO 3: El artículo 161 dice que aquellos que al momento de promulgarse la ley no cumplan con las normas que esta establece tendrán un plazo de un año para desprenderse de las licencias. ¿Qué es lo grave de esto? Que significa la destrucción del derecho de propiedad de las empresas. Es decir, que obliga a los empresarios a malvender sus activos porque no les da el tiempo suficiente para hacerlo. En realidad, si se sabe que una empresa está obligada a desprenderse de una señal, eso haría que esta tenga que malvender muchos de sus activos de muchas formas. Para otros, un año parece un plazo razonable. Entonces… ¿cuál es el problema? Imaginen una empres que ha hecho una inversión a principios de años en bienes que pensaba usar durante los próximos cuatro o cinco años. Obligarla a desligarse de la señal en un plazo de un año transformaría directamente su inversión en pérdida (el recupero por la venta de un activo usado es mucho menor algo que este podría generar para tal empresa, sobre todo teniendo en cuenta que miles de empresas tendrán que desprenderse forzadamente de sus activos, y esto es sabido por el resto del país).
Ahora bien, vuelvo a insistir, más grave que el perjuicio económico para algunas empresas es la señal que damos a los inversores. Si una ley que el gobierno pretende aprobar en menos de tres meses puede hacerte perder una inversión casi sin compensación alguna ¿Quién invierte en Argentina? Nadie, por eso los capitales fluyen hacia el dólar.
Uno de los mejores profesores que he tenido en mi carrera promovía la frase “para entender economía y política hay que pensar de la peor manera”. ¿Por qué el gobierno se aferra a este artículo y se niega rotundamente a cambiarlo? Pensar de la peor manera es: porque si da un plazo mayor no puede deshacerse de las señales que le molestan (como TN) antes de las próximas elecciones. Por supuesto, ustedes son libres de no pensar de la peor manera. Quizás yo esté un poco paranoico.

En fin, creo que estos tres aspectos son claves en l discusión que debe hacerse en el Senado. Mi punto es que, si incluye esto, la ley debe ser rechazada independientemente de lo que diga el resto. Por más aspectos positivos que pueda tener, es peligrosísimo aprobar una ley que permite cosas como estas. Espero que los artículos en cuestión sean modificados. Próximamente seguiremos con la ley de medios, intentando hacer un análisis de puntos que son, desde mi punto de vista, más discutibles.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El verdadero motivo detrás de la pelea por el fútbol

Los acontecimientos del mes pasado con respecto a la pelea por los derechos televisivos de los partidos del futbol argentino son conocidos por todo el país con más o menos profundidad, por lo que intentaré ser lo más breve posible en el resumen de los hechos. Grondona firmó hace unos veinte años, (aproximadamente, desconozco la fecha exacta), un contrato con TyC en el que le cedía los derechos de televisación del futbol argentino por 25 años. Grave error. Con el paso de los años, el fútbol se trasnformó en un negocio cada vez más importante, las ganancias de la empresa fueron aumentando y la AFA quedó atada a un contrato en el que no obtenía todo lo que podía obtener por la venta de los derechos. Entonces, empujada por una supuesta crisis económica de los clubes, más producto de malas gestiones que de verdadera insustentabilidad, el gobierno nacional salió a salvar la situación del fútbol argentino. Bajo el lema "Fútbol para todos" compró para canal 7 los derechos de transmición por la impactante suma de 600 millones de pesos anuales (bastante más del doble de lo que pagaba TyC) e hizo campaña hablando de la necesidad de que el pueblo pueda ver fútbol gratis por tv, llegando al punto de comparar la prohibición de pasar los goles hasta el domingo a la noche con el secuestro de personas durante la dictadura.

Las voces se alzaron en seguida a favor y en contra de la medida. A favor, que el fútbol en la televisión abierta es una gran alegría para mucha gente. En contra, que ese dinero debería usarse para fines sociales, que era ridículo que habiendo gente que muere de hambre se gaste dinero en eso. Con respecto a los números, mucha gente opinó que el fútbol transmitido por tv abierta podía llegar a ser un gran negocio por lo que el gobierno podía terminar incluso recuperando su inversión. Otros vieron en la medida una simple venganza contra el grupo Clarín, dueño de TyC.

Lo primero que quiero aclarar en este artículo es que más allá del contrato que se firmó o de si está bien o mal que se gaste dinero en eso, es sencillamente vergonzoso que un gobierno decida prácticamente sin intentar hacer ninguna mediación antes, declarar la nulidad de un contrato. Medidas arbitrarias como esta solamente llevan a generar un clima de desconfianza en la economía argentina. Como quedó demostrado con el estallido de la última burbuja financiera, la confianza es la base de toda economía. Si un inversor cree que el gobierno argentino puede cambiar la ley o eliminar un contrato en un par de semanas y sin previo aviso, de ninguna manera realizará una inversión en el país, por lo que a largo plazo se resentirá la capacidad de producir y generar empleo.

Pero aún más importante. Aquí tenemos el verdadero objetivo del gobierno nacional.

Voy a utilizar una estadística propia que tiene la ventaja que todos ustedes pueden comprobar en su propia casa. Durante el último partido River Plate-Colón de Santa Fé, correspondiente a la fecha cuatro, se emitieron un total de 44 publicidades. 20 de ellas fueron de programas del propio canal 7. Las otras 24 PUBLICIDADES DEL GOBIERNO DE LA NACIÓN. Esto se repite en todos los encuentros.
Es decir, la hipótesis de que la ganancia por las publicidades puede llegar a pagar la inversión por sí sola queda totalmente descartada. La maniobra nos cuesta a los argentinos 600 millones de pesos cada año TODOS LOS AÑOS. Si tomamos la canasta básica más barata que promociona el gobierno (que muchos especialistas criticaron por falta de vitaminas) según la cual una persona come por $5 diarios, se podría alimentar a 328.700 personas por año con ese dinero.
Pero además, queda claro cual es la finalidad de la estatización del fútbol. Se trata simplemente de aumentar el peso de la publicidad oficial en los medios. Para eso se crea arbitrariamente un MONOPOLIO ESTATAL y se pasan por decisión gubernamental y sin el menor interés de generar un ingreso para las arcas del gobierno, solamente publicidades a favor del gobierno de Fernández. Se trata, sin duda alguna, de una campaña política que busca captar apoyo popular sin importar lo que se tenga que hacer para lograrlo. Es llamativo que un gasto de semejante magnitud se realice en una época en que todos están desesperados para conseguir financiamiento. La desesperación del gobierno por aumentar su participación en los medios de comunicación es, por lo menos, preocupante.

Eso es lo principal, decir más sería entrar en redundancias.
Sus opiniones, a favor o en contra, son, como siempre, bienvenidas.

Saludos
Javier

Volvimos

La alegría de volver, después de aproximadamente dos años sin una nota publicada.
Asi Estamos ha vuelto a publicar, y vuelve con la misma idea con la cual se creo hace tiempo atrás. Nuevamente buscamos dar un punto de vista diferente a los conflictos que aquejan a nuestra sociedad (mundial y argentina) tratando de agregar puntos de vista interesantes y fomentar la discusión.

Trataremos como siempre, cuando el objetivo sea informar, dar información concreta y sin vueltas, de manera que cada pueda sacar sus propias conclusiones. Daremos lugar a debate para quien quiera participar (recuerde que no es necesario ser usuario de un blog para comentar). Intentaremos dar un análisis positivo que se centre en buscar respuestas y no redunde en la crítica sin sentido. Sencillez, practicidad y creatividad. No nos tomaríamos el trabajo de hacer esto a no ser que no creyéramos que podemos decir algo distinto a lo que sale en los diarios.

Y a modo de nota personal, he vuelto para combatir un poco la apatía que me ataca desde hace varios meses y que Pau, tan observadora como siempre, me hizo notar hace algunos días. Quizás el simple ejercicio de volver a pensar, reflexionar sobre los problemas actuales, desarrolar la crítica constructiva y buscar soluciones creativas logre impedir que caiga nuevamente en la triste idea de que "no hay nada por hacer".

Volvimos...esperamos sus opiniones.

Saludos a todos
Javier

www.estamos-asi.blogspot.com