Voy a cometer aquí el peor pecado que puede cometer un político argentino. Lo que la opinión pública, respaldada por un periodismo ávido de criticar pero sin una sola idea, repudia sin vacilación. Voy a hablar de cumplir la ley.
Los incidentes de Villa Soldati son un ejemplo más, que se suma a los incanzables piquetes y al problema de los trapitos que quedó sin solución. En argentina está prohibido hacer cumplir la ley a más de diez personas que se juntan para infringirla de alguna manera, adjudicándose algún derecho con razonamientos poco convincentes.
¿Por qué debe permitirse que un grupo de familias ocupen un predio que no les pertenece? ¿Por qué debe permitirse que te cobren por estacionar en un lugar público sin justificativo? ¿O que te impidan circular por un conflicto con el cuál no tenés nada que ver?
Debe permitirse porque en Argentina uno puede ser ladrón, corrupto, egoísta, desagradecido, maleducado, vago...etc...pero jamás puede ser facho. Es imperdonable. Entonces el gobierno está ausente. Si se reprime se obtiene la condena inmediata, si se deja actuar a todos impunemente...la gente se olvida.
Pero esto no debería pasar así. Me gustaría terminar un poco con esta hipocresía. Me peleo con gente porque cree que soy facho. Con esa misma gente, me peleo también a veces porque no devuelve los celulares que encuentra tirados en la calle, le caga el vuelto a los kiosqueros...y despotrica si le roban en el subte. Parece ser que mientras no los afecte a ellos... todo bien. Muchachos, si les parece que estos muchachos tienen derecho a una vivienda digna, invítenlos a vivir a su casa, o hagan campaña para que el gobierno priorice eso.
Además, no termina de quedarme claro a que se quiere llegar. No hay otra forma de terminar con esto. Cada vez va a ser peor. Y se va a terminar así. Hoy es por el tema de una ocupación, mañana es un tipo que le paso por arriba a un grupo de piqueteros con un auto, ya sea porque es un enfermo con un mal día o porque es un tipo normal que tiene que llevar a su mujer al hospital urgente. ¿No es mejor que actúe la policía? Voy a recalcarlo. Es un cuestión de incentivos.
Quieren viviendas para a gente que está en la calle, me parece bárbaro. En la calle hay miles de personas. ¿Quién va a conseguir la vivienda? Aquellos que se quejan, que toman un predio, que cortan calles, etc. Los que aceptan su situación no molestan al resto, quedan en la calle. Para mí el curso a seguir es muy simple. Se saca a los ocupantes del predio, de ser posible, permitiéndoles quedarse un tiempo mínimo. Si no quieren, se los saca por la fuerza. Inmediatamente se anuncia un mega plan de viviendas para pobres. No se les da ninguna a estos ocupantes, sino que se reparten entre otra gente que las necesite. Lo mismo con quienes cortan un calle pidiendo subsidios (son los únicos que los necesitan?). Lo que hay que hacer para terminar con estos problemas, es terminar con la recompensa contra quien no cumple la ley.
Es muy desordenado esto, por ahi después subo algo mejor, pero la idea está. Sirve de barinstorming, para el que quiere comentar algo.
Saludos
domingo, 12 de diciembre de 2010
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2 comentarios:
Javi, lo que decís es cierto: no debe haber recompensa alguna sino castigo para quienes se mueven fuera de la ley. Sin embargo, si bien los derechos y obligaciones están claros, hay un círculo vicioso que hace que no se cumpla con ellos y que tampoco se vea su cumplimiento como algo deseable (lo cual es muy grave). ¿Cómo puede explicarse que el camino de la ley y la moral es correcto y beneficioso a alguien que día a día observa y padece el castigo al comportamiento adecuado y la recompensa de la inmoralidad? ¿Cómo hacerle creer que se puede progresar cumpliendo las reglas de la sociedad a quien el incumplimiento constante de esas mismas reglas por parte de todos los estratos sociales (especialmente de quienes ostentan el poder) sume en la miseria? Casi nadie pregona con el ejemplo, y quienes lo hacen no tienen ni difusión ni poder. Si la cabeza funciona mal, todo el cuerpo se suma al caos. Si el cuerpo está sumido en el caos, es muy difícil llevar lo bueno a la cabeza. Esta es nuestra muy compleja y complicada situación.
En una sociedad en la que no rige el estado de derecho ni se prevé que pueda regir, es lógico que nadie crea en él. Ahora bien, ¿en qué creen los que no creen en nuestro orden social actual? Lo que yo observo es que el escepticismo y el egoismo están actualmente muy arraigados en todos nosotros. Si creés que puede llevarse a la práctica un estado de derecho igualitario te llaman ingenuo y te vaticinan una inevitable frustración. Así, nadie cree y todos cuidamos sólamente de lo nuestro. Si no creés en el estado de derecho pero tampoco querés caer en el escepticismo podés optar por desear el cambio radical del orden social. En ese caso, también te llamarán ingenuo y te vaticinarán una inevitable frustración al ver que, o bien no habrás podido cambiar nada, o bien habrás cambiado un orden malo por otro igual o peor, desperdiciando tus esfuerzos.
En conclusión: hoy en día es muy difícil creer en la mejora de la condición humana y más difícil aún entrever un camino posible y seguirlo. Estamos desorientados y lo que nos desorienta es la propia realidad que ya no puede convencernos de la existencia de valores apetecibles y asequibles para todos los miembros de una sociedad. Así, lo que entra en conflicto es la idea misma de sociedad. Nos dividimos en lo más básico: todos pensamos distinto acerca de qué es lo bueno y qué es lo malo. A veces la diversidad no es buena (aunque es venereada como la diosa por excelencia del no-credo contemporáneo). La tolerancia y el respeto no son más que palabras si no se cree en la posibilidad de un bien común. Hay que encontrar sí o sí un criterio de unidad o nos vamos a la mierda.
Perdoná, Javito: empecé por lo concreto y terminé yéndome al carajo, jaja.
¡¡¡Abrazoooo!!!
la verdad qeu hace rato que andaba con ganas de leer algo tan coherente como esto, alguien que que piensa como yo, y que sabe expresarlo.
si no te molesta, lo voy a publicar en mi facebook, obviamente poniendole tu nombre, pero para hacer correr la bola.
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