jueves, 26 de noviembre de 2009

Clase media: el club al que todos creen pertenecer

No teniendo internet en casa por el momento, aprovecho para subir un artículo que me pareció interesantísimo. Está escrito por Sebastián Campanario, y salió publicado en Clarín el lunes 9 de noviembre.

Dice:

Los comerciantes de ropa y otros productos para adolescentes conocen el secreto: apuntando a ese segmento obtienen réditos por partida triple. Sucede que el target funciona como un aspiraconal hacia arriba y hacia abajo. Tanto los chicos de 9 a 12 años como los mayores de 30 quieren ser adolescentes. Un negocio redondo.
Un fenómeno parecido sucede en materia de distribución del ingreso y clases sociales. Según un estudio que acaban de terminar economistas del CEDLAS la Universidad de la Plata, la clase media funciona como un aspiracional tanto para los pobres como para los ricos.
Un 50% de la población piensa que se ubica en los dos deciles (20%) del ingreso medio, lo cual es matemáticamente imposible, como explica Guillermo Cruces, uno de los economistas de la UNLP junto a Martín Tetaz y Ricardo Truglia de Harvard (USA). En el estudio anticipado a Clarín, el efecto encontrado fue, sin embargo, algo asímétrico: son más los ricos que creen pertenecer a la clase media que los pobres que se ven como integrantes de ella.La investigación se basó en una muestra de 1100 hogares en el GBA y arrojó conclusiones interesantes:
Efecto "Julián": Cruces tiene un amigo que se llama Julián que vive quejándose porque su sueldo de $4000 lo hace sentirse pobre, no le alcanza para nada. El ingreso mencionado ubica a Juan en el 20% más rico de la población. Pero la sensación subjetiva depende del lugar y grupo de referencia, marca el economista de la UNLP. "Los hogares de menores ingresos en un barrio de nivel socioeconómico alto tendrán una mayor propensión a sentirse más pobres con respecto a toda la población" agrega.
Según el cristal con que se mire: Una vez que se concluyó la primera ronda de la muestra a la mitad de la gente se le informó que se ubicaba en un escalón más alto en la pirámide de ingresos que el que creía estar, y al otro grupo no se le dijo nada. Aquellos que tomaron conciencia de que estaban mejor en términos relativos de lo que se creían, se manifestaron a favor de que el Gobierno aplique políticas redistributivas desde los ricos hasta los pobres. "Es todo un tema, la mayoría de la gente se cree de clase media y por lo tanto está a favor de políticas redistributivas...pero hacia ellos" cuenta Cruces.




El artículo finaliza diciendo que este es un nuevo argumento para que se normalicen las estadísticas del ingreso en la Argentina. Quiero agregar, que me parece un buen ejercicio para analizar algunos de los precios que deben ser subsidiados por el gobierno. ¿Es necesario que los Kirchner se empecinen en subsidiar el consumo e luz, gas, etc? A mí me llega la boleta (con el correspondiente anuncio publicitario oficialista que me pone de tan mal humor)subsidiada, lo cual, si bien no es que sea millonario, dado mi nivel económico, es ridículo. Pero claro, detrás de este gasto innecesario que podría dirigirse mejor, hay un motivo político. Cuando decidieron disminuir los subsidios, y aumentar las tarifas, la gente puso el grito en el cielo. ¿No será acaso que algunos de los que se quejaron pertenecen a ese grupo que se cree merecedor de subsidios porque se percibe mucho más abajo en la escala económica de lo que realmente está?.

Saludos
Javier

lunes, 9 de noviembre de 2009

Hacia la independencia....

Tienen permiso de ignorar el título si no les gustan las dramatizaciones algo exageradas. Había terminado hace casi un mes con tres preguntas.

1)¿sabemos defendernos de este tipo de acciones por parte de los gobiernos? En referencia a corrupción y la implantación de medidas tendientes a favorecer a determinados sectores o grupos.
2) ¿Cómo podemos estar seguros de la información que recibimos? ¿Cuándo sabemos si el gobierno o los diarios nos están mintiendo?
3)¿Cómo hacemos para lograr que el debate acerca de qué es lo mejor para el pueblo realmente vuelva a ser lo central en las discusiones en el congreso o en cualquier otro ámbito?

Mi intención es dar ahora MI respuesta a estas preguntas que yo mismo he planteado. Cada uno tendrá el juicio que quiera tener pero espero que por lo menos entiendan lo que planteo, para tenerlo en cuenta.

La respuesta a la primer pregunta es claramente no. La respuesta esta vez no es más que empírica. Más allá de las virtudes que tuvo en cuanto a estabilidad económica, importantísimas, durante la década del 90 en Argentina hemos soportado un gobierno cuyo principal objetivo fue transferir ingresos hacia los grupos económicos dominantes permitiendo que estos se enriquecieran a costa de formar un deuda impagable. ¿Qué hicimos en Argentina? Los reelegimos una vez, y luego de la debacle, un 25% de la población aún los apoyaba. La política argentina está llena de casos de corrupción y de actos vergonzosos. Sin ir más lejos, el impresentable que Moyano bloquee la distribución de los diarios, o para citar un ejemplo comprobado aunque menos importante, que funcionarios argentinos utilicen un avión para viajar a ver un partido de fútbol. Y estas cosas se hacen con el conocimiento público. Eso es lo extraño. No se trata de un pueblo engañado, sino de un pueblo que viendo los acontecimientos, decide no hacer nada. ¿Cuáles son las causas de esto?
El economista Eduardo Basualdo, por ejemplo llama "pacto de sangre" al acuerdo tácito de los políticos de distintos partidos de no denunciarse entre ellos (porque así cada uno cuida su negocio). Así, nunca nada puede terminar de comprobarse, y si se termina de comprobar, la justicia se ocupa de ser todo lo ineficiente que sea necesario para que no haya problemas. Pero...¿qué sucede con el pueblo? Sucede que nos hemos acostumbrado a un nivel de corrupción tal que siempre que no se metan directamente con nuestro bolsillo, estamos dispuestos a tolerarlo. Esto es consecuencia directa de la falta de oferta en la política. El pueblo se conforma con elegir al menos peor de todos los candidatos. De esa forma, la corrupción se reproduce. La solución por nuestra parte sería comprometernos más con la política. Quizás haga falta algo de visión optimista. Quizás haga falta que salgamos a hacer un escándalo cada vez que pasa una cosa de estas, por mínima que sea. Que protestemos ante cada acto de corrupción. Pero claro, el problema es coordinar la acción de las masas. El voto parece ser poco poderoso como mecanismo de defensa. Más allá del libro de Saramago en el que nadie concurría a votar en las elecciones, no es plausible negarse a votar a todos los que tienen antecedentes de corrupción. Con tal de que algunos no lo hagan, porque están comprados o porque no se dan cuenta, la elección se lleva a cabo igual. El óptimo es necesariamente votar al menos peor.
He escuchado varias veces que es la falta de educación la que hace al pueblo manejable. Eso es cierto. Un pueblo con educación es un pueblo más difícil de engañar. Pero voy a citar un ejemplo contrario: en las elecciones en mi facultad, la franja morada gana presentando varias listas, la de ellos, y varias listas fantasmas que no existen y están pensadas sólo para dividir a la oposición. Tienen tan poco interés en ocultar esto que el mismo veedor de su partido cambia las listas de todos estos en el cuarto oscuro. Este es sólo un ejemplo de sus actos corruptos y violentos. ¿Cómo puede ser que un grupo de estudiantes universitarios (el sector más educado de la población, los reelija)? Nuevamente volvemos a la falta de participación y de interés de la gente que puede conformarse con algunas pocas medidas positivas. Y volvemos a la falta de opciones. Como un amigo eliminó muy inteligentemente todas mis objeciones a que votara a esa agrupación: "Sus enemigos no me dejan odiarlo". La competencia Nuevo Espacio es a veces, ridícula. En síntesis, la educación es necesaria pero es la participación lo más importante.

Entonces, llego a que la falta de opciones y de ganas permita ciertos abusos del poder. Sin embargo, no todo se explica de esa forma. Una parte importante de la población es simplemente engañada. Sigue u odia a determinado político según la información que recibe. Esto es inevitable, pero realmente me preocupa el uso que se está dando al marketing en política últimamente. Macri solamente hace obra pública, postergando otras necesidades, porque es lo que se ve (y si no se ve 50 cqarteles por cada bache lo van a hacer notar). Cristina Kirchner expropia los derechos de televisación del fútbol y asume el costo de casi renunciar a hacer política económica seria al deswtruir el indec(sin datos no se puede hacer análisis), solmente para publicitarse. El otro día usó Cadena Nacinal para hablar del DNI nuevo (puede ser importante, pero cinco minutos hubieran bastado si se eliminaban los discursos partidarios). Los casos de Macri y de Kirchner son doblemente graves porque utilizan fondos públicos para hacer su campaña política. Si pudiéramos ahorrarnos todo lo que se gasta en esto, seguramente podríamos darles de comer a mucha gente. Ahora...¿es efectiva esta estrategia de marketing? Si bien yo personalmente siento asco cada vez que veo una publicidad del gobierno mientras miro los partidos de River o veo un cartel amarillo en Buenos Aires, parece ser que es efectivísima. ¿Cómo explicaríamos si no, que De Narváez haya ganado las últimas elecciones en provincia? ¿Cómo pùede ganar una persona que no representa a ningún grupo numeroso (sí importante, pero no numeroso), y cuyo único antecedente en política es no haber ido casi nunca al parlamento cuando fue elegido anteriormente?
La respuesta en este caso sí creo que es la educación. La educación para saber distinguir entre lo que es "marketing" y lo que son acciones concretas. Y debemos señalar una gran deficiencia en la educación: jamás se enseña a dudar de lo que se nos está enseñando. "El ignorante afirma, el sabio, duda y reflexiona". Sin embargo, así como nos acostumbramos a aceptar todo lo que nos comentan en la escuela, nos acostumbramos a aceptar todo lo que nos dicen los diarios, o a no pensar que hay atrás de cada discurso, o de si una medida que no están presentando como buena puede tener algun efecto negativo. Mucho peor es en el caso de los diarios. Cuando vemos un cartel que dice "Vote a..." sabemos que se trata de publicidad y podemos ponernos a la defensiva. Cuando estamos viendo un noticiero o leyendo un diario es mucho más difícil, porque lo los hechos se nos presentan como "la realidad". Hay que desconfiar, y buscar diversas fuentes de información.

Pero lo más interesante viene en la búsqueda de potenciales soluciones. La mejora en la educación es lo más importante pero está fuera de discución porque merecería un análisis aparte. Quedan entonces los problemas de la información sesgada y el marketing y la falta de opciones en política. Con respecto a lo primero, es necesario establecer límites a la publicidad estatal. Ya hemos llegado a un punto en que es muy grave la cantidad de recursos que los gobiernntes utilizan (en tiempo de su trabajo y dinero invertido en publicidad), en mostrar que están trabajando en vez de hacer cosas realmente útiles. Si la tendencia continúa siendo creciente, el desperdicio de recursos podría llegar a ser escandaloso (no en términos de PIB pero sí muy importante para algo en lo que debería haber gasto 0). La nueva ley de medios audiovisuales logra fragmentar los oligopolios de información, así que puede ser una respuesta a algunos de los problemas. Sin embargo, no establece absolutamente ninguna limitación a publicidad oficial, y deja abierta la posibilidad de que los medios sean reemplazados por canales oficialistas, no solucionando, sino simplemente invirtiendo el problema. Es necesario aplicar ciertas restricciones sobre el asunto.

En cuánto al marketing, sería muy positivo terminar con los afiches tipo: foto de candidato y lema vacío. Podrímos obligar a los candidatos a poner una propuesta concreta en cada afiche, es decir, prohibir las publicidades que solamente venden imagen. Por supuesto, podrían poner propuestas vagas y confusas también, pero quedarían en evidencia. Además, el debate por televisión debería ser lisa y llanamente obligatorio (y debería ser en varios días, para que se pueda analizar en serio los temas). Finalmente, el gasto en exceso podría controlarse de la siguiente manera: se crea una oficina especial que crea una cuenta en el banco nación a nombre de cada partido político. Se pone un tope máximo de aportes por partido, para evitar gastos de más de diez millones de dólares como los que hubo las últimas campañas. Se prohibe a todo candidato relizar propaganda por su cuenta. Toda la publicidad debe ser contratada por esta comisión, con el dinero depositado en el banco. La comisión no tiene ninguna decisión sobre como gstar el dinero, eso es atribución pura ey esxclusivamente del partido político. Sin embargo, de esta forma nadie puede gastar de más porque no tiene el dinero depositado para hacerlo. Por supuesto está el riesgo de corrupción, pero creo que es mucho más bajo que el que hay ahora sin este método. además, el costo sería bajo: un par de personas, si quieren supervisados por gente de los partidos políticos que puedan contratar gente para esta tarea, pueden encargarse del manejo de los fondos. No hay demasiado trabajo para hacer, sólo encargar tiempo televisivo o que peguen un cartel. De esta forma, quizás podríamos frenar un gasto inecesario de recursos, disminuir el clientelismo (al menos el cambio de dinero para la campaña por favores políticos después) y podríamos darle más posibilidades a partidos nuevos, haciendo que la política no sea de unos pocos partidos tradicionales o millonarios que quieren postularse vaya uno a saber para qué.

Y finalmente, el análisis nos conduce a la búsqueda de mecanismos para cortar con las restricciones que el poder mismo impone a quiene desean llegar a cambiar las cosas. A los medios mediante los cuales los políticos se protegen unos a otros, impiden el cambio y se aseguran el poder, logrando realmente que "no haya opciones" para que la gente se defienda mediante el voto. La más eficaz, la división de poderes, parece cumplirse poco ultimamente. Los políticos pasan años sin ser investigados y luego elijen el juez que les conviene, mientras que la estructura de partidos y la tendencia a la confrontación (y no a la negociación), hace que los resultados en el congreso sean casi un reflejo de lo que quiere el poder ejecutivo (si logra mayoría) o un impedimento a la gobernabilidad (si es el caso contrario). Para disminuir con estos problemas, es fundamental, en mi opinón, la ELIMINACIÓN DE LA LISTA SÁBANA. Esa sería quizás, la reforma más importante que pordíamos tener. En un extremo, sería quizás interesante permitir a cada persona a postularse sola para ocupar un cargo como legislador. Es decir, yo personalmente podría presentarme sin necesidad de contar con un partido político atrás. Si soy elegido, no dependería de nadie y eso fomentaría la discusión en el congreso, porque los candidatos no dependen de un partido. Claro, quizás aumente el riesgo de la compra del voto, dado que no hay que responder a nadie. Además requeriríamos el voto electrónico.
Pero para no ir tan lejos, simplemte hacer que Presidente y Senadores, o quizás no eso, pero al menos las autoridades nacionales, provinciales y municipales deban ir separadas, lograremos un gran paso hacia la eliminación de las alianzas políticas sin sentido, el intercambio de favores, y presidentes que se apoyan en el poder de un gobernador amigo para ganar, o candidatos a intendente que pueden llegar a ganar solamente por estar atados a la boleta de un candidato presidencial. El corte de boleta no es suficiente en una sociedad que tan desinteresada y desconocedora. Está comprobado con experimentos que si está dudando que hacer, la gente toma la opción por defecto ( en este caso sería mandar la boleta entera sin cortar).
Finalmente, es también importante avanzar hacia un reparto más federal de los fondos. Debería hacer más averiguaciones antes de ponerme a hablar sobre esto, pero es preocupante que el gobierno nacional utilice su facultad para coparticipar los fondos para apretar a los distintos gobernadores para que apoyen tal o cual medida, como pasó en la votación por la ley de medios con aquella senadora correntina. No lo tomen como una declaración anti kirchnerista. Debe ser general. El federalismo es muy relativo si todos dependen de la bondad del tesoro nacional para poder sobrevivir.


Dejando muchos más temas abiertos que cerrados, me despido.

Saludos
Javier.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Disculpas

Dado que estoy atravesando un momento complicado en la facultad, con muchos parciales, lo cual me consume mucho tiempo (además de ponerme de muy mal humor), no he podido sentarme a escribir esta semana. En principio, el próximo post llegará el lunes que viene.
Simplemente quería aclarar que no había vuelto a abandonar el blog (quienes habían apostado a que me cansaba el primer mes perdieron jeje)
Saludos a todos
Javier