martes, 13 de octubre de 2009

El debate y los intereses

Se hace difícil encontrar tiempo para decir algo cuando se está en época de parciales. Sobre todo cuando uno es tan crítico de sí mismo y no quiere caer en las quejas o las reflexiones filosóficas sino que busca ahondar en un análisis lo más racional posible.
Tenía pensado publicar una nota sobre el sistema jubilatorio y las reformas (de Menem y de Kirchner), pero dado el tiempo que me hubiera llevado opté por tratar un tema, que, si bien no es más fácil, me permite plantear una presentación antes de elaborar mis ideas en la siguiente nota. Además, es fácil de relacionar con la votación de la ley de medios de la semana pasada.

El viernes el Senado aprobó, para que algunos se alegren, para que otros nos preocupemos, la ley de medios audiovisuales. El análisis de las discusiones que tuve mediante este blog y otros con gente que defendía la ley me llevó a darme cuenta lo renuente que éramos, tanto ellos como yo, a cambiar de opinión sin importar el argumento del otro. Pero ahora me doy cuenta de que simplemente el motivo era que estábamos pensando en la política propiamente dicha (Vero seguro puede dar una definición más acertada que yo), como lucha de distintos intereses y poderes. Para explicarme de manera más clara: no era la ley en sí la que nos preocupaba, sino lo que se podía hacer con ella.
La ley de radiodifusión expropia varias licencias de radios y canales de cable y la decisión de como reasignarlas recae en una autoridad con mayoría de integrantes afines al partido gobernante, o directamente en el poder ejecutivo según sea el caso. El tema es que según bien me hicieron notar, la ley anterior dicta:

"Artículo 39.- Las licencias para la prestación del servicio de radiodifusión por particulares serán adjudicadas:
a) Por el Poder Ejecutivo Nacional mediante concurso público substanciado por el Comité Federal de Radiodifusión, conforme lo establezca la reglamentación de esta Ley para las estaciones de radiodifusión sonora y de televisión;
b) Por el Comité Federal de Radiodifusión, mediante adjudicación directa, en el caso de los Servicios Complementarios de Radiodifusión.

Es decir, el poder es todavía más arbitrario. Con lo cual la ley nueva, sería algo así como un avance, o en mi opinión, más de lo mismo, pero al menos no un empeoramiento (ni siquiera sé si esta palabra existe).
Pero lo que sucede aquí es lo siguiente. Desde que retornó la democracia, nuestros gobiernos no se han caracterizado por buscar lo mejor para el pueblo precisamente. Los argentinos hemos sido engañados una y otra vez por políticos que venían con promesas vacías y sin ideas concretas y se iban sin haber cambiado nada (en el mejor de los casos), pero con los bolsillos llenos. A veces, hemos sido culpables de estos engaños reeligiendo a gobernantes que no habían hecho muy buenos gobiernos (sin ir más lejos, la cuarta parte del país votó a Menem en 2003). Sin embargo, aunque muchas veces parece que no funciona como es debido, lo bueno de la democracia es que los políticos no pueden hacer "cualquier cosa". De alguna manera tienen que cuidar su imagen. ¿Qué creen que hubiera pasado si Cristina Fernández decidía expropiar las licencias directamente amparándose en la ley de la dictadura? Pues su imagen se hubiera ido por el suelo, todos la hubieran visto como un gobierno autoritario intolerante que ataca la libertad de prensa. Sin embargo, ahora tiene una ley que pone límites explícitos a la cantidad de licencias que un grupo económico puede tener, y se da el lujo de poner a una autoridad de aplicación que es más democrática que la existente anteriormente (aunque sea la modificada por diputados, la idea original era que estuviera formada por cinco niembros, tres del poder ejecutivo). Es decir, ahora puede utilizar una nueva ley presentada como un avance para la democracia para cumplir sus objetivos sin incurrir en un costo político tan grande como hubiera sido hacerlo sin ella.

Quería expresar esto que había quedado pendiente, pero mi punto central es otro en realidad. ¿Está bien que se limite el poder de los oligopolios de la comunicación? Si bien uno puede discutir si los límites son correctos o excesivos, la idea no es mala. ¿Qué es lo que nos lleva a los más férreos opositores a estar en contra? La creencia de que el kirchnerismo se aprovechará de esta nueva ley para publicitarse a sí mismo, haciéndonos llegar una información sesgada y mintiéndonos lisa y llanamente para seguir en el poder. ¿Tenemos motivos para pensar esto? Sí: la desesperación del gobierno por aprobar esta ley justo cuando está perdiendo apoyo popular, la forma en que se pelea con los medios de comunicación cada vez que publican algo que no les gusta, la intolerancia que ponen de manifiesto con cada discurso, haciendo parecer que su opinión es la única válida, la forma en que manejan los datos del indec (clara muestra de lo interesados que están en engañar a la sociedad, aún cuando no engañan a nadie) y la televisación del fútbol con el único objetivo de llenarlos de publicidad oficial.
Puedo dar muchos argumentos y hasta convencer a alguien con ellos, pero de todas formas no deja de ser mi visión de las cosas. Partidarios de Kirchner pueden creer que la presidenta no usará esta ley para sus propios fines, y pueden enumerar varios casos en los que el diario Clarín dio una información sesgada según le convenía (Ricardo, Pablo, si leen esto, estaría bueno que se explayaran) como con su silencio durante la dictadura (aunque se puede contraargumentar que no eran muchos los que se atrevían a romper este silencio claro está).

¿Han asistido a un debate vacío y sin sentido entonces? No. Porque lo que sucede es que esta es la forma correcta de ver la política. Realmente son más las decisiones que se toman pensando en favorecer a alguna persona o sector, o tratando de dejar contento al pueblo realizando obras que se ven, u ocupándose más de hacer publicidad que de gobernar y dejando sin solucionar otros problemas. No estoy hablando de este gobierno sino en general de cualquiera. Entonces es de vital importancia aprender a identificar este tipo de comportamientos. En general lo que se debe analizar de una ley u otra son las implicancias para la sociedad pero a veces los peligros de que esta sea utilizada con otros fines son aún más importantes que los beneficios potenciales de la ley. Como estudiante de economía, he leído varios papers de los 90 hablando de las bondades del sistema de convertibilidad. ¿Qué sucedió? Algunas de esas supuestas bondades no eran reales, pero en otros casos, el problema no fue el modelo sino la forma en que fue usado. Endeudarse para desarrollarse no es una mala idea por ejemplo. Pero si se abre un vacío legal para que la deuda tenga la fuga de capitales como contrapartida, estamos asistiendo al peor caso de corrupción posible.

Tengo miedo de estar saltando de un ejemplo a otro y que mi punto no quede claro. Lo que quiero que piensen es:
1)¿sabemos defendernos de este tipo de acciones por parte de los gobiernos? Les aseguro que muchas de las políticas o ausencia de ellas tienen como objetivo beneficiar a alguien en particular. Más allá de no poder hacer nada, es un buen ejercicio para acercarnos a comprender que es lo que está pasando. Mientras más inteligentes seamos al analizar las políticas, mejor podremos defendernos usando nuestra mejor arma: el voto. Y ya que hablamos de esto, la segunda pregunta es:

2) ¿Cómo podemos estar seguros de la información que recibimos? ¿Cuándo sabemos si el gobierno o los diarios nos están mintiendo?

3)¿Cómo hacemos para lograr que el debate acerca de qué es lo mejor para el pueblo realmente vuelva a ser lo central en las discusiones en el congreso o en cualquier otro ámbito?
Mientras se realizaban las votaciones en el congreso el viernes pasado, uno observaba que había un piso de 40 senadores oficialistas que votaban a favor absolutamente de todo. ¿Puede alguien creer que en una ley tan compleja haya tants personas que no estén en desacuerdo con ningún artículo? Por el otro lado, la oposición contaba con unos 20 senadores que votaban en contra de todo. ¿No es increible que para ellos esta ley no tenga ni siquiera un artículo rescatable? Queda demostrado que cada congresista vota para su partido. Las exposiciones en el Senado parecen ser una mera formalidad más que un debate propiamente dicho.
La pregunta puede hacerse extensiva al pueblo. Basta ver las campañas políticas. Ni una propuesta concreta y nosotros votamos en base a esto.

Bueno, planteo los interrogantes sin tener mucha idea de a qué vamos a llegar. Me gustaría escuchar sus reflexiones y sus propuestas, después expresaré algunas de las mías. Espero no haber divagado demasiado. Los dejo con un experimento relacionado con la última parte de mi tercer pregunta.

Un grupo de científicos seleccionó fotos de candidatos a cargos provinciales o municipales de algunos países pequeños y se las mostró a gente de otros países que por supuesto desconocían quiénes eran los políticos de las fotografías. Se les pidió que eligieran uno de esos políticos para un cargo basándose únicamente en la foto, que era toda la información que tenían. En la mayoría de los casos, el político que eligieron los participantes fue el que ganó la elección en su país.


Saludos,
Javier